Sin embargo, el volvió la mirada hacia atrás, mirando las huellas que habia dejado sobre el lodo de la mañana fría y húmeda.
Fue extraño observar al niño que antes había sido: con gafas, pensativo y flaco... muy flaco. Con la mente llena de ideas locas y fantasías sobre el futuro. Sobre todo un futuro sombrío.
Quiso comparar los pensamientos de alquel muchacho con los suyos, y le costó trabajo aceptar que muchas cosas habian cambiado. Que esos pensamientos de "yo siempre voy a pensar igual", no habían sido conservados en la práctica y en la memoria como el hubiera anticipado.
-¿Y ahora que voy a hacer? - Se prenguntó a si mismo.
El niño se encogió de hombros y bajó la mirada.
Él se despidió del muchacho y volvió su vista a el horizonte. Pero la luz era difusa y el camino no muy claro.
Dió un fuerte suspiro y apresuró el primer paso...
Ad absurdum...
No hay comentarios:
Publicar un comentario